sábado, 12 de diciembre de 2015

“Suehiro” un pedacito de Japón.


Si hay un restaurante que más ame en esta vida es el “Suehiro”, un lugar de comida auténtica japonesa, yo no he tenido la oportunidad de estar ni mucho menos comer en Japón pero por muy buenas fuentes sé que este lugar se caracteriza por transmitir el sabor, textura y aroma de este país; el dueño es nativo de Japón al igual que el chef a cargo. La mayoría de las veces que yo he ido a este restaurante encuentro por lo menos una mesa con comensales japoneses, algo que me hace confirmar esto.  

Primero les contaré de las instalaciones, al llegar la hostess te pregunta qué tipo de mesa prefieres, si en la barra, en una mesa normal o en una mesa con parrilla; la mesa con parrilla es la mejor opción si es que planeas pedir algo preparado ahí, a la parrilla, ya sea un simple Yakimeshi  o un Teppanyaki, pues al momento de prepararlo un cocinero va a tu mesa y lo cocina ahí mismo con un pequeño show de acrobacias de cuchillos, espátulas y la comida que está preparando para ti. Si no tienes pensado pedir nada a la parrilla no vale la pena pedir este tipo de mesa, ya que de nada servirá, además que debes correr con suerte para encontrar una mesa con parrilla disponible pues son las más cotizadas y no hay muchas.  


En el centro del restaurante encontrarás un hermoso jardín japonés, si tienes la oportunidad pide una mesa junto a él, esto hará que disfrutes mucho más tu estancia en el “Suehiro”. Algo que llama mucho mi atención y me gusta es que las meseras visten un yukata, una vestimenta típica japonesa hecha de algodón; además traen unas simpáticas sandalias de pata de gallo con calcetas y de peinado un chongo con palillos, estos detalles hacen en su totalidad un conc



epto tradicional y auténtico.

Ahora toca hablar de lo que más me gusta: ¡La comida! Debo confesar que a este restaurante he venido muchas veces pero pocas son las que he probado algo nuevo, cada que voy digo que probaré algo distinto pero es tan grande mi gusto y antojo por lo que ya conozco que siempre “caigo” y ordeno lo mismo, poco falta para llegar y decirle al mesero: “Lo mismo de siempre por favor”. Aunque mi orden es la misma casi todas las veces, déjenme decirles que es bastante variada, lo que me fascina de este restaurante es que la comida es muy ligera y puedo pedir varios platillos, “¡Ya sé, soy muy tragona!”  pero de verdad disfruto muchísimo comer. Lo que ordeno en realidad son puros entremeses, para abrir apetito pido un Osumashi Harusume (consomé de pescado con fideo transparente, tofu y cebollín); después unos Edamame, (chícharos japoneses); Sashimi Hamachi (pescado Cola Amarilla crudo cortado en láminas); Cheese Kushiage (banderillas de queso empanizado); Ika Sugata Yaki Teriyaki (calamar asado en salsa Teriyaki) y por último unos Niguiris (bocadillos auténticos japoneses) pedí varios: Toro (panza de atún), Sake (salmón), Masago (hueva de jaiba), Ikura (hueva de salmón) y Hamachi (Cola Amarilla). Todo esto es acompañado por dos heladas cervezas, para mi gusto la mejor combinación para esta comida y ahora sí por último para hacer el “pecado completo”, no puede faltar ni por error el exquisito, delicioso y amado Helado Frito, sin lugar a duda el mejor de la ciudad.    


Sé que todo esto parece ser una cantidad exagerada de comida pero como les mencioné anteriormente, todos son entremeses y es comida bastante ligera, tanto que me atrevo a decirles que nunca salgo “llena” de aquí, satisfecha sí, pero “llena” no. ¡Ah! Casi olvido mencionar un “pequeñísimo detallito”  todo lo que ordené no crean que yo sola me lo como, esto lo compartimos entre mi novio y yo, así cambia un poco la cosa, ¿Apoco no?

Hablemos por último del servicio, otra de las cosas que caracteriza a este restaurante es su buen servicio, desde el señor que recibe tu carro en el valet parking, la hostess que amablemente te recibe y te acompaña a tu mesa, los meseros que siempre están atentos, y sin olvidar que casi en todas las ocasiones que he estado ahí el dueño del restaurante pasa a cada mesa para supervisar que todo vaya a la perfección, si es necesario recoger algún “muerto”  de la mesa él mismo lo hace sin ningún problema, no recuerdo en este momento el nombre de este señor, pues su nombre está en japonés y como es de comprender, es algo complicado recordarlo, pero por mi es mejor conocido como “Don Señas”, este apodo que yo le otorgué se debe a que a la distancia se comunica con sus colaboradores a base de señas y miradas, jamás he podido descifrar lo que quiere decirles pero parece que entre ellos se entienden a la perfección pues basta con echarles una mirada o haga un movimiento con tan solo un dedo y ellos rápidamente acatan las órdenes de “Don Señas”. En mi opinión, que el dueño esté atendiendo su restaurante es una clave de éxito para cualquier negocio, no creo que exista alguien con el mismo interés sobre el negocio que el mismo dueño. 



Bueno, leyendo todo lo anterior podrán comprender porqué mi amor hacia el “Suehiro”, servicio excelente, comida deliciosa, lugar bonito y acogedor, simplemente este restaurante lo considero un arte y una gran experiencia. Otra cosa muy importante de mencionar es que no todo es “Miel sobre hojuelas”  hablando de los precios; estos realmente son altos, sinceramente este restaurante es de los más caros de Guadalajara, considero que este lugar es para conocedores y amantes de la comida japonesa, ya que si no eres fan de este tipo de comida se te hará bastante costoso; de lo contrario, si sabes apreciar cada sabor, frescura y calidad de los platillos sabrás de inmediato que vale mucho la pena pagar por comer en este lugar.

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