sábado, 12 de diciembre de 2015

“Maison Paulette” un toque de dulzura.



Éste lugar me hace sentir como en una casita de muñecas tomando el té. Entrar es toda una experiencia, su delicada y dulce decoración al estilo francés, hace este lugar elegante y refinado. Los muebles dan la impresión de ser piezas antiguas con un toque barroco romántico, en su interior resaltan los tonos rosa, azul pastel y blanco. Flores, cuadros, uno que otro adorno parisino y un hermoso candil de cristal decoran este lindo lugar. 

Aunque el fuerte de este lugar son los desayunos, también puedes venir a comer, cenar o sólo tomar un café acompañado de un delicioso postre, incluso si llevas prisa, puedes pedir tu café y un pastel o algunas galletas para llevar. 

Su carta es amplia y algo que me gusta mucho de este lugar, es que puedes encontrar platillos originales y diferentes a los que acostumbramos encontrar en casi todos los restaurantes de desayunos. Podemos encontrar desde chilaquiles y omelettes, hasta bagels; crepas saladas y dulces; emparedado Croque Madame un típico de Francia; huevos Poché y Benedictinos, etc. Y de bebidas jugos, licuados y una gran variedad de infusiones, té y café.

Esta ocasión fui a desayunar sólo con mi papá, él no es muy amante de este tipo de comida, pero por querer cumplir mi antojo sugirió ir ahí. Él ordeno unos huevos Poché, yo un bagel de salmón con alcaparras y una deliciosa crepa Mil Hojas, la crepa está rellena de crema pastelera y encima lleva rebanadas de fresa, nuez picada y un toque de chocolate líquido, yo pido una bola de helado de vainilla extra para hacerla aún mejor. Cuando nuestros platillos llegaron a la mesa y los probamos, vaya sorpresa que se llevo mi papá, pues dice que encontrar un lugar donde preparen huevos Poché como deben de ser es muy difícil, ya que encontrar el punto preciso de cocción de estos es algo complicado y ¿Qué creen? ¡En este lugar los hacen a la perfección! Los huevos estaban cocidos justo en su punto, de esto te das cuenta al romper la yema; iban montados sobre un English Muffin, y encima llevaba una rebanada de lomo canadiense acompañados de una salsa holandesa, mi papá me dio a probar un poco de su platillo y efectivamente estaban muy buenos.

Además de ser restaurante, algo que caracteriza a “Maison Paultte” es su gran variedad de postres, pasteles, macarons, cup cackes, alfajores, galletas, gelatinas y otras coas más es lo que puedes encontrar en esa magnífica vitrina que adorna el restaurante, yo no soy muy de comer postres porque me empalago muy pronto, pero sí puedo decirles que todo lo que yo he probado aquí está buenísimo, además existe una linea hecha con Splenda para aquellos que no quieren sentir tanta culpa.  

Ahora sigue calificar el servicio, todo el personal es muy amable pero a la hora del desayuno el restaurante se llena por completo y el servicio es algo lento, los meseros andan muy a prisa y es muy común que olviden alguna que otra mesa, debes estarles recordando a cada momento que te falta algo de tu orden o si los necesitas, eres tú quien debe buscarles la cara para que te atiendan, siempre te atienden de una buena forma pero este es el problema que tienen en el servicio, no es del todo malo pero sí deberían buscar la manera de solucionarlo.


Y bueno en conclusión este café restaurante es bastante bueno, considero que es de lo mejor que hay en la ciudad, sobre todo para desayunar; el lugar es muy bonito y de buen gusto, la comida es muy buena y los precios me parecen adecuados. Por lo tanto “Maison Paulette” es una muy buena opción si quieres disfrutar de un rato agradable.

“Suehiro” un pedacito de Japón.


Si hay un restaurante que más ame en esta vida es el “Suehiro”, un lugar de comida auténtica japonesa, yo no he tenido la oportunidad de estar ni mucho menos comer en Japón pero por muy buenas fuentes sé que este lugar se caracteriza por transmitir el sabor, textura y aroma de este país; el dueño es nativo de Japón al igual que el chef a cargo. La mayoría de las veces que yo he ido a este restaurante encuentro por lo menos una mesa con comensales japoneses, algo que me hace confirmar esto.  

Primero les contaré de las instalaciones, al llegar la hostess te pregunta qué tipo de mesa prefieres, si en la barra, en una mesa normal o en una mesa con parrilla; la mesa con parrilla es la mejor opción si es que planeas pedir algo preparado ahí, a la parrilla, ya sea un simple Yakimeshi  o un Teppanyaki, pues al momento de prepararlo un cocinero va a tu mesa y lo cocina ahí mismo con un pequeño show de acrobacias de cuchillos, espátulas y la comida que está preparando para ti. Si no tienes pensado pedir nada a la parrilla no vale la pena pedir este tipo de mesa, ya que de nada servirá, además que debes correr con suerte para encontrar una mesa con parrilla disponible pues son las más cotizadas y no hay muchas.  


En el centro del restaurante encontrarás un hermoso jardín japonés, si tienes la oportunidad pide una mesa junto a él, esto hará que disfrutes mucho más tu estancia en el “Suehiro”. Algo que llama mucho mi atención y me gusta es que las meseras visten un yukata, una vestimenta típica japonesa hecha de algodón; además traen unas simpáticas sandalias de pata de gallo con calcetas y de peinado un chongo con palillos, estos detalles hacen en su totalidad un conc



epto tradicional y auténtico.

Ahora toca hablar de lo que más me gusta: ¡La comida! Debo confesar que a este restaurante he venido muchas veces pero pocas son las que he probado algo nuevo, cada que voy digo que probaré algo distinto pero es tan grande mi gusto y antojo por lo que ya conozco que siempre “caigo” y ordeno lo mismo, poco falta para llegar y decirle al mesero: “Lo mismo de siempre por favor”. Aunque mi orden es la misma casi todas las veces, déjenme decirles que es bastante variada, lo que me fascina de este restaurante es que la comida es muy ligera y puedo pedir varios platillos, “¡Ya sé, soy muy tragona!”  pero de verdad disfruto muchísimo comer. Lo que ordeno en realidad son puros entremeses, para abrir apetito pido un Osumashi Harusume (consomé de pescado con fideo transparente, tofu y cebollín); después unos Edamame, (chícharos japoneses); Sashimi Hamachi (pescado Cola Amarilla crudo cortado en láminas); Cheese Kushiage (banderillas de queso empanizado); Ika Sugata Yaki Teriyaki (calamar asado en salsa Teriyaki) y por último unos Niguiris (bocadillos auténticos japoneses) pedí varios: Toro (panza de atún), Sake (salmón), Masago (hueva de jaiba), Ikura (hueva de salmón) y Hamachi (Cola Amarilla). Todo esto es acompañado por dos heladas cervezas, para mi gusto la mejor combinación para esta comida y ahora sí por último para hacer el “pecado completo”, no puede faltar ni por error el exquisito, delicioso y amado Helado Frito, sin lugar a duda el mejor de la ciudad.    


Sé que todo esto parece ser una cantidad exagerada de comida pero como les mencioné anteriormente, todos son entremeses y es comida bastante ligera, tanto que me atrevo a decirles que nunca salgo “llena” de aquí, satisfecha sí, pero “llena” no. ¡Ah! Casi olvido mencionar un “pequeñísimo detallito”  todo lo que ordené no crean que yo sola me lo como, esto lo compartimos entre mi novio y yo, así cambia un poco la cosa, ¿Apoco no?

Hablemos por último del servicio, otra de las cosas que caracteriza a este restaurante es su buen servicio, desde el señor que recibe tu carro en el valet parking, la hostess que amablemente te recibe y te acompaña a tu mesa, los meseros que siempre están atentos, y sin olvidar que casi en todas las ocasiones que he estado ahí el dueño del restaurante pasa a cada mesa para supervisar que todo vaya a la perfección, si es necesario recoger algún “muerto”  de la mesa él mismo lo hace sin ningún problema, no recuerdo en este momento el nombre de este señor, pues su nombre está en japonés y como es de comprender, es algo complicado recordarlo, pero por mi es mejor conocido como “Don Señas”, este apodo que yo le otorgué se debe a que a la distancia se comunica con sus colaboradores a base de señas y miradas, jamás he podido descifrar lo que quiere decirles pero parece que entre ellos se entienden a la perfección pues basta con echarles una mirada o haga un movimiento con tan solo un dedo y ellos rápidamente acatan las órdenes de “Don Señas”. En mi opinión, que el dueño esté atendiendo su restaurante es una clave de éxito para cualquier negocio, no creo que exista alguien con el mismo interés sobre el negocio que el mismo dueño. 



Bueno, leyendo todo lo anterior podrán comprender porqué mi amor hacia el “Suehiro”, servicio excelente, comida deliciosa, lugar bonito y acogedor, simplemente este restaurante lo considero un arte y una gran experiencia. Otra cosa muy importante de mencionar es que no todo es “Miel sobre hojuelas”  hablando de los precios; estos realmente son altos, sinceramente este restaurante es de los más caros de Guadalajara, considero que este lugar es para conocedores y amantes de la comida japonesa, ya que si no eres fan de este tipo de comida se te hará bastante costoso; de lo contrario, si sabes apreciar cada sabor, frescura y calidad de los platillos sabrás de inmediato que vale mucho la pena pagar por comer en este lugar.

“Loló” el concepto diferente.


No están ustedes para saberlo, ni yo para contarlo” pero ayer fue mi cumpleaños y fui con mi familia a celebrar con una rica y sorpresiva cena al nuevo restaurante que se encuentra en Andares, su nombre es “Loló”

Digo “sorpresiva”  porque su concepto de comida es “Mexicana con jiribilla”, lo cual al principio me hizo creer que me encontraría con una especie de cenaduría “nice”, pero en mi opinión la comida que ofrecen, de mexicana no tiene nada. Más bien es comida fusión, esta comida que últimamente anda de moda, que se trata de mezclar estilos culinarios de diferentes culturas como la mezcla de ingredientes representativos de otros países, mezcla de condimentos y prácticas culinarias. 


Seguramente muchos de ustedes conocen los restaurantes “I latina” y “Anita Li”, y como podrán saber estos restaurantes son hermanos y “Loló” es el nuevo de esta familia, para que se den una mejor idea del concepto.

Voy a comenzar a describirles el lugar para cuando toque hablarles de la comida, puedan imaginar mejor como es el ambiente al estar en este restaurante. Estos restaurantes son característicos por su decoración de mezclas rebuscadas con artesanías y juguetes típicos, iconos que forman parte de la vida cotidiana del mexicano y alguna que otra ocurrencia con elementos reciclados; como por ejemplo los candelabros hechos de botellas de vidrio de “7UP”, que adornan la barra del restaurante. Algo que llama mucho la atención es una columna que hay justo a lado de las escaleras, esta está tapizada con simpáticas zapatillas de plástico; también en la parte superior al fondo podemos observar unas pinturas de personajes como la ancianita de “Chocolate Abuelita”, el charro de la salsa picante “Tapatío” y hasta el pelón de “Maestro Limpio”

Respecto a la comida, lo primero que notas en la carta son algunos de los platillos favoritos de los otros restaurantes, como los tacos tropicales, los tacones de atún, los camarones asados thai, entre otros. Mi intención era probar platillos nuevos solamente, pero no pude resistirme a los deliciosos Tacos Tropicales y a los Tacones de Atún, los primeros son unos tacos hechos con tortilla de rebanadas de jícama de camarón capeado con un aderezo de chipotle y unos cubitos de mango que le dan un toque especial; los de atún los sirven en tortilla de harina con aderezo de aguacate, alioli de gambas y una salsa de tomatillo. Sólo puedo decir que si tuviera que elegir algún favorito entre estos dos, estaría metida en un gran dilema, los dos son estupendos. 

De entrada también pedimos una tártara de atún, debo confesar que es una de las más buenas que he probado, es muy sencilla pero la salsa donde la preparan, tiene un sabor único y eso es lo que la hace de las mejores tártaras.

Mi papá ordeno las Baby Back Ribs Chifa, son unas jugosas costillitas bañadas en una salsa bbq con un ligero sabor oriental, estas van acompañadas de puré de camote, y de una ensalada de pepino con cebolla con un toque de ajonjolí y vinagre; a mi parecer están muy buenas. 

Mi hermano pidió Pollo Kum Yom, es una pechuga de pollo confitado en aceite de ajonjolí y cacahuate, servida sobre fideos chinos y bastones de vegetales, la salsa en la q está bañado es de lima y leche de coco, algo raro pero delicioso.  

Mi novio eligió un Salmón Enchilado en costra de ajonjolí con pasta oriental en una salsa de chiles anchos, a él le fascinó pero a mi no tanto pues la salsa se me hizo un poco condimentada y con un saborcito “chocoso” y a mi esos sabores llegan a hartarme cuando ni siquiera he llegado a la mitad del platillo, pero esto sí que es sólo cuestión de gustos.  

Por desgracia mi mamá y yo tan solo con las entradas terminamos llenas y no pudimos ordenar plato fuerte, pero yo me encargué de probar todos los platillos que llegaron a la mesa para poder darles mi opinión personal de estos. 

Y ahora les contaré un poco del servicio, el mesero que nos atendió era muy amable pero le falto estar más atento, necesitábamos más cubiertos, otro menú y otro plato, y todo tuve que tomarlo de la mesa de a lado porque nuestro mesero no aparecía por el lugar. El restaurante estaba casi vacío, y es muy sabido que cuando en un restaurante menos comensales hay, peor es el servicio, esto se debe a que los meseros se confían y no están tan atentos a sus pocas o única mesa, y esto es justo lo que ocurrió. También debemos tomar en cuenta que el restaurante no tiene mucho tiempo que abrió sus puertas y puede deberse de igual manera a esto, pero de ahí en fuera estuvo bien. 

Hablando de precios creo que son congruentes , tal vez algunos platillos si tienen un costo poco elevado, pero la originalidad del lugar y de los platillos lo justifican, además la atmósfera es muy diferente a la de los demás restaurantes que encontramos sobre el paseo del centro comercial fresco, colorido, y llamativo. El hecho de que el lugar sea abierto, pero que el espacio se siga uniendo con los materiales y detalles, hacen que el restaurante destaque, y le de un giro completamente confortable.

Por lo tanto les digo que vayan a probarlo, pero lleven en la mente la idea de que es algo diferente a lo que normalmente estamos acostumbrados, sé que a mucho no les encantará pero para otros se convertirá en uno de sus lugares favoritos.


Por mi parte puedo decirles que seguramente volveré.

“Fornino” un lugar ideal.


Bien dicen que “comer es uno de los grande placeres de la vida”  pues yo lo disfruto como pocas cosas, por eso soy fan de ir con frecuencia a comer a restaurantes y puedo decir que conozco bastantes de la ciudad. 
En esta primera reseña hablaré del restaurante “Fornino” uno de mis favoritos.

“Fornino” es un restaurante de comida italiana que ofrece todos los clásicos de esta cocina: entradas, ensaladas, pastas, pizzas a la leña, y algo de carne y pescados, sin olvidar los postres.

Antes de empezar a hablar de la comida, les contaré acerca del lugar: ¡Cómo me gusta! Ladrillos, madera y piedra, materiales que hacen del restaurante un lugar verdaderamente acogedor. Desde la terraza que se encuentra justo en la entrada, se puede ver el horno donde preparan unas de las más deliciosas pizzas que he probado, enseguida está la barra, donde casi nunca hay gente comiendo ahí; después está el salón y al final un pequeño patio donde apenas caben 4 mesas, donde por cierto “¡Odio que me toque ahí!”.

Fui acompañada de mi novio, llegamos al rededor de las 9 P.M., una hora un poco caótica, pues siempre hay lista de espera de al rededor de 30 minutos; pero al final vale la pena esperar. 

Por fin nos tocó pasar y de inmediato de entrada pedimos un carpaccio de res y un hongo portobello al grill, nuestras entradas favoritas. Antes de que llegaran las entradas nos llevaron un poco de pan caliente con un toque de romero del que ahí mismo hornean, en tu plato ponen un poco de aceite de olivo y vinagre balsámico para que puedas remojar y disfrutar mejor el pan. 

Después de una breve espera llegaron nuestras entradas, en un plato rectangular el delicioso carpaccio de res, acompañado con queso parmesano y unas hojas de albahaca; y el jugoso hongo portobello, de beber pedimos cerveza, para mi gusto el carpaccio se disfruta mejor con una cerveza bien fría.

Era hora de ordenar nuestros platos fuertes, yo elegí una pasta fusilli con cubos de atún sellado, la cantidad es bastante apropiada, no es de esos platos inmensos que por más que comes parece nunca encontrar el fondo, ni tampoco de esos que parece que juegas a las “comiditas”, a mi parecer es la ración perfecta. Esta pasta está preparada con una crema de sabor muy peculiar ya que tiene un toque de limón, al imaginarla puede ser algo rara, pero créanme que les encantaría; y el atún simplemente es sellado a la parrilla, me atrevo a decir que de todas las pastas que he probado esta sí es mi pasta favorita.

Él pidió un vacío, un jugoso corte de carne termino medio, no tiene gran gracia al prepararlo pues sólo es a la parrilla y ya, pero no por eso significa que no estaba delicioso; algo que nos llama mucho la atención de este restaurante es que siempre que hemos ordenado cortes nos toca un trozo demasiado bueno sin fibra ni “gorditos” así que nos queda claro que en ese lugar se preocupan mucho por la calidad de la carne que ofrecen.¡Ah! Y de tomar pedimos vino tinto y agua mineral.

Por último, platicaré un poco del servicio y la atención del lugar. El servicio es amable, de buena calidad, con rapidez y atención al comensal. Como detalle extra para mejorar el servicio, los meseros tienen una pulsera conectada a un pequeño control remoto en las mesas. Tiene 3 teclas: con una llamas al mesero, otra pides la cuenta y una para cancelar una de las otras acciones. Muy buen detalle, en especial cuando el lugar tiene mucha gente y el mesero está muy ocupado.
Precio muy razonable con buena atención y buena calidad de alimentos y bebidas.

En conclusión: !Este restaurante es ampliamente recomendable!